Nivel Básico: cuento infantil «Caperucita Roja»: Acento Argentino (Apendé con Español Castellano)


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Índice

. Audio de venta

. Créditos de apertura

. Introducción

. Capítulo 1

. Créditos de cierre

Audio de venta

¿Querés aprender Español de una manera fácil y entretenida? ¿O simplemente buscas disfrutar de los clásicos de la literatura a un precio accesible? La serie “aprende con Español Castellano” es ideal para vos.

Te presento obras literarias de dominio público adaptadas especialmente para el aprendizaje de la lengua de una manera fácil, entretenida e instructiva.

Las historias están re-versionadas en acento argentino (o también denominado dialecto rioplatense) y catalogadas según tu desempeño en el idioma, de la siguiente manera: nivel básico, medio y avanzado.

Todas cuentan con su versión en e-book y audiolibro, son muy económicas, y están escritas y narradas de forma clara, para facilitar tu comprensión.

Hoy te presentamos “Caperucita Roja”, un clásico de la literatura infantil cuya primera autoría se les atribuye a Charles Perrault y posteriormente a los hermanos Grimm.  Lo cierto es que la historia posiblemente tenga una tradición de recitación oral desde mucho tiempo antes de los mencionados escritores.

La historia se trata, resumidamente, de una niña que al desobedecer a su madre se topa con un lobo feroz en el bosque y cae en su trampa tiempo después. Es ideal para inculcar a los niños los valores de la prudencia y la obediencia a los padres.

¡Dale! ¡Por sólo unos centavos, podés empezar tu camino de aprendizaje del español o regalarle a tu hijo una historia siempre vigente!

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Créditos de apertura


Introducción

“Apendé con Español Castellano” es una serie de obras literarias de dominio público adaptadas especialmente para el aprendizaje de la lengua de una manera fácil, entretenida e instructiva.

Las historias están re-versionadas en acento argentino (o también denominado dialecto rioplatense) y catalogadas según tu desempeño en el idioma, de la siguiente manera: nivel básico, medio y avanzado.

Todas cuentan con su versión en e-book y audiolibro, son muy económicas, y están escritas y narradas de forma clara, para facilitar tu comprensión.

Si todavía no nos conocés, te invito a que nos escuches y aprendas con nosotros con nuestro podcast especialmente diseñado para caminar vos en tu camino para dominar el Español. También podés visitarnos en nuestra página web http://www.espanolcastellano.com

Hoy te presentamos “Caperucita Roja”, un clásico de la literatura infantil cuya primera autoría se les atribuye a Charles Perrault y posteriormente a los hermanos Grimm.  Lo cierto es que la historia posiblemente tenga una tradición de recitación oral desde mucho tiempo antes de los mencionados escritores.

La historia se trata, resumidamente, de una niña que al desobedecer a su madre se topa con un lobo feroz en el bosque y cae en su trampa tiempo después. Es ideal para inculcar a los niños los valores de la prudencia y la obediencia a los padres.

¡Qué lo disfrutes!


Cuento Caperucita Roja

Había una vez una dulce niña que quería mucho a su mamá y a su abuela. Siempre les ayudaba en todo lo que podía. Como era tan buena, en el día de su cumpleaños su abuela le regaló una caperuza roja. Como le gustaba tanto e iba con ella a todas partes, pronto todos empezaron a llamarla Caperucita roja.

Un día la abuela de Caperucita, que vivía en el bosque, se enfermó y la madre de Caperucita le pidió que le llevara una canasta en la cual había una torta, un frasco con manteca y otros alimentos. Caperucita aceptó encantada.

– Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque, ya que allí hay muchos peligros, Insistió su madre.

– ¡Sí mamá!, respondió ella con una gran sonrisa en el rostro.

La niña, al ver el bosque, decidió no hacerle caso a la recomendación de su madre, y se encaminó por ahí de igual manera. En un momento, cuando caminaba tranquilamente por el bosque, el lobo la vio y se acercó.

– ¿A dónde vas Caperucita?, preguntó el lobo

– A casa de mi abuelita, a llevarle esta canasta de alimentos, respondió ella.

– Yo también quería ir a verla…, dijo el lobo haciéndose el distraído. – Así que, ¿por qué no hacemos una carrera? Vos andá por ese camino de aquí que yo iré por este otro.

– ¡Dale!, dijo la nena.

El lobo mandó a Caperucita por el camino más largo y llegó antes que ella a la casa de la abuelita. De modo que se hizo pasar por la pequeña y llamó a la puerta. Aunque en ese momento, no se dio cuenta que un cazador lo había visto llegar a la casa.

– ¿Quién es?, contestó la abuelita

– Soy yo, Caperucita, dijo el lobo

– Que bien hija mía. Pasa, pasa

El lobo entró, saltó sobre la pobre e indefensa abuelita y se la comió de tan solo un bocado. Para engañar a Caperucita cuando llegara, se puso el camisón de la abuela y se metió en la cama a esperar a que llegara.

La pequeña se entretuvo en el bosque juntando frutas y flores y por eso demoró un poco su arribo a la casa de la abuelita. Al llegar, llamó a la puerta.

– ¿Quién es?, contestó el lobo tratando de afinar su voz

– Soy yo, Caperucita. Te traigo una canasta con frutas que te envió mamá.

– Qué bien, hija mía. Pasa, pasa.

Cuando Caperucita entró encontró diferente a la abuelita, aunque no supo bien porqué.

– ¡Abuelita, qué ojos más grandes tenés!

– Sí, son para verte mejor…. Dijo el lobo.

– ¡Abuelita, qué orejas tan grandes tenés!

– Si, respondió divertido el lobo… – Son para oírte mejor…

– Pero abuelita, ¡qué dientes más grandes tenés!

– ¡Son para comerte mejor!, dijo finalmente el lobo revelando su verdadera identidad

En cuanto dijo esto, el salvaje animal se lanzó sobre Caperucita y se la comió también de un solo bocado, sin siquiera masticarla. Su estómago estaba tan lleno que el lobo se quedó dormido.

En ese momento, el cazador, que lo había visto entrar en la casa de la abuelita, comenzó a preocuparse. Había pasado demasiado tiempo y tratándose de un lobo… ¡Dios sabía que podía haber pasado! Por lo tanto, decidió entrar a la casa. Cuando llegó ahí y vio al lobo con la panza hinchada se imaginó lo ocurrido, así que tomó su cuchillo y abrió el estómago del animal para sacar a Caperucita y su abuelita. Milagrosamente, las dos estaban sanas y salvas, sin ningún rasguño.

– Hay que darle un buen castigo a este lobo, pensó el cazador.

De modo que le llenó la panza de piedras y se la volvió a coser. Cuando el lobo despertó de su siesta tenía mucha sed y al acercarse al río, ¡zas! se cayó adentro del mismo y se ahogó por el peso.

Caperucita volvió a ver a su mamá y a su abuelita y desde entonces prometió hacer siempre caso a lo que le dijera su madre.

Fin


Créditos de cierre